-Voy, y llevo vino
-Sube, pero tengo vino, no me ofendas.
Y llegó un, hola Ana, como estás?, hola, he quedado aquí con no se quién, el habitual que suelta el buenos días! y busca su sitio, el «no sé quién» y por último….»el del vino«, buena cuadrilla, entra botella en mano y con buen desparpajo suelta un, ábrela!
CASTILLO DE YGAY COSECHA 1970, después de un estás loco!, Vítores, ÁBRELA ÁBRELA, los típicos, tu no habías nacido, yo tenía tres años…pues yo ya estaba trabajando! A mi sin embargo, me dio por pensar que algún participe de esta obra ya no estaría en este mundo…no sé…
Dócil, se dejo abrir, el corcho aún elástico, firme, pasando de uno a otro, nos hablaban los ojillos, chocolates al Jerez, sutil café, ya en copa, un POR FIN!, a lo aladín saliendo de su lámpara, con brío y firmeza…. animal, cueros…
Se llenó la sala de comentarios y palabras necias, intentando soportar la paciencia a la que nos estaba sometiendo el vino.
Sujeté un par de «cállate que no me dejas sentir!!» y ahí….todos con el mismo tic de muñeca, deseando ser el primer agraciado que pusiera voz a los murmullos del vino.
Se hizo esperar, como amante experto, fue lento, a su ritmo y empezó el despliegue…viejas maderas! Jerez!, higos pasos!, el más delicioso guirlache de miel y almendras!, avellanas! chocolates! parecía un concurso, a ver quien tenía más sensibilidad para apreciar sus virtudes!
En boca, sedoso, manteniendo acidez, licoroso,un gran señor, algo así como «el que tuvo retuvo» riquísimo sin más!
Se acabó, como debe de ser, y el grupo se fue diluyendo poco a poco, con otro buen ratito a las costillas…
Despedidas cordiales…
«El del vino»- Adiós (entre lineas, supéralo si puedes, cual cantaor orgulloso de su garganta!)
Yo – ¡Oféndeme cuando quieras!